Publicado: 31 de Enero de 2017 a las 10:42


Mientras estaba estudiando en la facultad Psicología, algo dentro de mí me decía que buscara más allá de los edificios de la Universidad. De esta forma, comencé a ser voluntaria en diversos centros, donde descubrí, (dudo que sea por casualidades de la vida), la rama de la Psicología Humanista. Desde ese primer momento me sentí identificada con la forma de trabajar, muy vinculada y cercana al mundo de las emociones, y comprendí que así era como yo quería desarrollar mi trabajo como psicóloga.

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Tras finalizar la formación universitaria y comencé mi formación personal a través de diversos cursos de Experto de diversa índole, hasta que en 2012 comencé la que considero que ha sido mi educación clave, la Psicoterapia Humanista Integrativa (por el Instituto de Psicoterapia Galene).


Llegué al máster con la idea de encontrar la forma de ayudar a las personas a través de diversas técnicas. A medida que el máster avanzaba, por suerte dejé de buscar ese manual y me fui dando cuenta de que una de las cosas realmente importantes, es la necesidad de crear un vínculo con el paciente. Los ingredientes de ese vínculo son: solidez, cercanía, constancia, humanidad, empatía, honestidad, creatividad, intuición, sanación, respeto, nutrición…Y una infinidad de actitudes más, a las que se suma el ingrediente crucial de esta relación: el amor. Siento el amor como la aceptación incondicional hacia la persona que está frente a mí, de crear un espacio donde sienta que se puede confiar.



En las sesiones de terapia, tanto yo como mi cliente nos situamos en un mismo nivel, de manera que no se vea al psicoterapeuta como la figura experta que toma el rumbo de las sesiones. Confío plenamente en las habilidades y recursos internos de la persona que tengo frente a mí para avanzar hacia su propia salud y bienestar. Creo que muchas veces esas capacidades están bloqueadas por miedos, por la consecución de reglas/principios, por la ausencia de permisos para ser el/ella mismo/a y es cuestión de acompañar a la persona a la búsqueda de ese tesoro interno que alberga en su interior aunque en este momento no sepa ni por dónde empezar ni tan siquiera confié en que lo pueda tener.


Me encanta mi trabajo, estoy cada día más ilusionada con él y con ganas de ayudar a otros a encontrar el sentido de su vida (como diría Víctor Frankl), de dejar de sobrevivir para vivir intensamente.https://www.linkedin.com/in/ana-maestro-159a5290/